Algunas propuestas:
- Narrar historias en las que los ritmos y los sonidos formen parte del texto (onomatopeyas, por ejemplo) o puedan sumarse (ejemplo: “se abrió la puerta y se escuchó una melodía…”; a continuación el narrador tararea la música), de tal forma que realcen o sustituyan a la palabra.
- Poner distintos ritmos a poemas o historias rimadas para convertir la poesía en canción y enriquecer la experiencia lectora.
- Imaginar la banda sonora de una historia y recopilar temas musicales para escucharlos en paralelo a la lectura.
- Recopilar por escrito, en papel o en soporte digital, canciones y otras composiciones en un cancionero personalizado, que puede ilustrarse con dibujos o imágenes para complementar el lenguaje musical y literario con el visual.
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